lunes, 15 de octubre de 2012

Afilando soy




¿Por qué?
La verdad ni lo sueño, simplemente brota rozando mis paredes, acartonando la realidad.
No intento forzarlo ni creo más allá de lo poco que sumo de la nada que invento.
No sangro del vértice de ninguna ola, y tampoco existe bajo el espeso esperar.
No aparezco, cuchillo entre los dientes arrancando un pedazo de cielo, de sombra.
No aplauden rabiando sarnas, ni sueño con acantilados.
Ni creo montañas a las que encaramar mentes de altares en plazas.
Ni nada.

Solo siento que necesito vivir de estos bajos hornos que me susurran suspiros sumergidos.
Solo recreo aquel patio inacabado, hambriento de baldosas.
Solo cambio mi forma antes de aparecer desnudo ante mi.

Solo me sorprendo por el extraño reflejo de la madera blanca al arder, conmigo dentro.
Solo creer que nazco en un gris hedor a no ser, reflejado en algún lomo de raro acento.

Que no me entiendan. Para qué. Si esto se diluye en la gota de un sudor que nunca existirá.
Que no me sientan. Para qué. Si esto es el raro esbozo de la linea de mis pies.
Mejor que no me vean, que solamente estoy detrás de lo que nunca existirá.




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