Se trata de mi rincón, perdido en el espacio y en el tiempo. No intenten buscar una lógica perfecta y entended que escribo lo que siento. Pueden ser círculos, cuadrados o triángulos que me retraten mejor en ese momento. Son las palabras las que mandan aquí.
martes, 27 de diciembre de 2011
Soplos de vida
domingo, 18 de diciembre de 2011
Suspiros en la lluvia
Mi leve sonrisa esconde tantos pozos que apenas sabe ya mentir. Cansado de saltar al vacío a piscinas vacías de agua y de ilusiones. Las caricias del viento ya no tienen sabor y escribo letras temblorosas que se escapan del papel. Por eso hago como que no quiero que entres en mi vida a intentar arreglar esta montaña de historias para no dormir, todos estos gritos que buscan excusas para salir ni este saquito de esperanzas que es hoy mi alma.
Como si no sintiera que hay algo distinto en tu mirada que me hace estremecer. Como si no hubiera cambiado mi vida desde que apareciste. Seguiré mintiéndome y seguiré mintiéndote. Pensarás que todo lo que digo no tiene sentido o peor, me dirás que me he vuelto a equivocar.
Por eso, para no sufrir, me vuelvo a encerrar en mi pequeño cuarto de cristal, y dejo de esperar. Vuelvo a ser un erizo con la única intención de agujerear todo lo bueno que le rodea, para que lo malo tampoco me pueda doler.
Es la danza idiota de alguien que no vive al compás de esta sociedad, cobarde a veces, que se cansó de tanto luchar. Y si de algún modo extraño tus pupilas están recorriendo estas líneas en estos momentos deberías saber que eres tú, la que aún me da alguna razón ganas de seguir andando.
Así que no te sorprendas si no te digo todas esas sartas de mentiras que algunos dicen sentir. No me suele gustar caer en la mediocridad de escupir palabras que todavía no siento. No voy a prometerte lunas que estén colgadas en la pared del universo, ni prometerte la felicidad que nunca tuviste. Pero algo me dice que este puede ser el camino en el que empiece a sacudirme todo este hielo de encima que no me deja avanzar. La esperanza me suplica una vez más que avance, que de un pasito más...
miércoles, 14 de diciembre de 2011
Balcones perdidos
lunes, 12 de diciembre de 2011
Abrigos de papel
martes, 29 de noviembre de 2011
Espuma de olas
Recuerdo aquellos veranos en los que el viento sí me acariciaba el pelo. Quería crecer, y me bañaba en las olas espumosas. Me pasaba los veranos en las Colonias de la luna, y se me ponían los pelos de punta. Ese sentirse libre, lejos de ataduras, y en un pequeño rebaño que era tuyo y de nadie. Olores que me hacían volar entre nubes de formas preciosas.
Carreras atropelladas en bicicleta para desayunar, viajes livianos en frágiles veleros para comer, y la ilusión de cenar tu primer beso en la extraña “discoteca”. Todo sucedía tan rápido, era todo tan fantástico… Y algo en la mar me decía que esos momentos caminarían a mi lado el resto de mi vida.
Un pequeño barco de esperanza era aquel lugar para mí. Huyendo del férreo control de las sombras. Tantas caras que hoy día bailan por mi cabeza, que no piensan abandonarme, pedacitos de mí. A veces se me escapan, otras veces se diluyen en mi agonía, me hacen sufrir.
Es duro saber que esas personas pusieron un gramo de felicidad en tu vida, y que ya no existen, y lo que existe ahora es sólo una parte de ellos. Parece un cruel juego de sombras del sol del verano, que juega con nosotros una vez más.
A veces me pongo a temblar, pensando que estoy una vez más allí, enamorándome de la manera más tonta, creando lazos increíbles, respirando alegría. Que se me escapa el corazón cuando recuerdo esas estrellas que llenaban el cielo. Amores y amistades mojadas en leche, que aunque reblandecidas, jamás parecen desprenderse.
Unos días recuerdo solo a fogonazos, nombres e historias. Otros días pienso como me van desapareciendo trozos de eso que algún día fue mi vida. Y tiemblo otra vez. Páginas de mi historia que se van borrando poco a poco, y otras que se van haciendo más fuertes, marcadas a fuego en mi alma, recordadas como si fuera ayer.
Solo las recordaré cada vez que pise una playa o un campo. Cada vez que el dulce duende de la melancolía se me escape del cajón y me obligue a recordarlas. Historias de algo dentro de mí que promete no apagarse. Porque sé que gran parte de la luz que tengo ahora y de la que tendré en el futuro bebió de la luz de esas estrellas, surcó la tempestad entre aquellas olas, y bailó al ritmo de alguna joven muchachilla. Un lejano agosto, entre piedras preciosas, me enamoré de mi infancia.
lunes, 21 de noviembre de 2011
Vuelo sin red
viernes, 11 de noviembre de 2011
Amamaren bidaia/el viaje de mi abuela
miércoles, 9 de noviembre de 2011
Música en el viento
jueves, 3 de noviembre de 2011
Siberia
Creo que me he vuelto a perder
miércoles, 26 de octubre de 2011
Y todo por ti
miércoles, 12 de octubre de 2011
Luna caída
Circulando por esta avenida de la vida, y con el temor de no ver nada en el retrovisor.
jueves, 29 de septiembre de 2011
Oda a Rimbaud
apareciste de repente,
de entre el albor.
Fuiste la brisa suave y el resplandor,
la risa grácil de la fuente,
y el ruido atronador.
El polvo de carmín de tus mejillas
provarían el plomo y el ardor,
plomo que abrió tus heridas
y cerró tu corazón.
Pero aún el viento juguetea con tu pelo.
Tu voz y tu historia perviven hoy,
contigo allá donde llegue tu recuerdo.
En la cresta de la ola,
susurradas tus palabras,
y delfines plateados
guardaran en caracolas
tus relatos ya olvidados.
Por eso no ruegues más a la luna,
que nunca te entenderá,
¿Porqué dejaste la pluma,
y te alejaste de la mar?
Montaste en tu barco ebrio,
para nunca retornar.
Rimbaud nacido de la ola,
te olvidaste de la mar.