viernes, 11 de noviembre de 2011

Amamaren bidaia/el viaje de mi abuela

Una de esas tardes
que pierden sin sentido
su color limón.
Y me quedo sin tu abrigo,
congelado mi corazón.

Te tocó conocer
la cara oculta de la luna,
y perder de vista las amapolas
que algún día fueron tuyas.

Te tomó la noche,
y te dejó sin fuerzas de vivir,
en aquel día de aguas turbias,
de espinas en el jardín.


Mientras recogías con los dedos
pedacitos de tu vida
y los cosías
con tu arte desmedido.

Pero se rompían
al entrar en tu habitación
de muchas sombras
y pocas luces.


Ya te lloré media vida,
por verte volver a nadar
en los mares dela vida
y en las vidas de la mar

Pero solo la quebradiza luz de tu mesilla
daba calor a tu vida,
escondida entre mantas blancas,
queriendo huir de los gritos.


Siempre supe que no era tu lugar,
tan lejos de las amapolas
de la luz,
del caminar.

Y ahora te fuiste,
y sonríe otra vez el sol,
porque estarás huyendo de las nubes
que se colaron en tu habitación.

Por eso intento dibujar sonrisas
en todas las playas que pise,
porque acabó tu dolor.

Por eso se alegra mi alma,
saca valor aunque estés lejos
y te dedica esta canción.

Que sepas que no creo a los señores
vestidos de blanca sotana
y me hablan de un señor
que nunca conociste.

Que se preocupen de sus cruces,
de las almas de sus vidas
que de la tuya y de la mía,
ya me encargaré yo.


No entiendo de cielos sagrados,
yo te encontraré en los lagos,
en los dulces vestidos,
y en los campos de jazmín.

Te hablaré en oscuros dialectos,
de la perdida Gipuzkoa,
y jugaré contigo,
partidas de cartas,
al amanecer.

Por ello busco mis sonrisas,
olvidadas en el cajón,
busco las que tu me distes,
busco las que te daré yo,
busco tus abrazos en mi corazón.

Orgulloso de haberte conocido,
y que seas parte de mi vida.
Yo me haré cargo de que los nietos
sepan de tu historia,
y sonrían como lo hago ahora.

Que te sientan en el viento
y te conozcan en las fotos,
que la vida nos regaló.

Tu ya vete tranquila,
viaja en barcos plateados,
sube a montañas escarlata,
y olvídate de la luna,
que un día fue tu enemiga.

Te despido,
hasta mañana,
kontuz ibili hor kanpoan,
musutxo bat, amama.

(Ten cuidado ahí afuera,
un beso, abuelita)

1 comentario:

  1. Tras los años transcurridos el olor de estas palabras el sabor de los recuerdos, aún permanecen en mí como testigo eterno de un legado infinito hasta el fin de los tiempos

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