miércoles, 14 de agosto de 2013

Entre cortes



Sigo sin saber casi nada de todo lo que empece a aprender. Me empecino y me estoy perdiendo. Creo que esto va a ser de la batalla ¿eh?, ¿EH?, será eso, nada más. Volvían a disparar manos a cinco milímetros de mi cabeza y como que se me despeinaban las letras que llevaba atadas a las puntas del pelo, y como que eso es feo, ¿no?. Será eso, nada más.

¿El resto? ni tan mal, gracias por preguntar. Anoche estuve barriendo los rastrojos de la azotea, y aunque las malas hierbas se mantienen erguidas por un calambre extraño que las hace saltar, ya les hago peinados de colores y les dejo como melenita hacia atrás, y bueno así voy matando el tiempo. A veces saco el arpón y me acerco al borde a intentar alcanzar alguna nube que otra, pero se encaraman a la ventana del firmamento y se quedan tranquilas a ver el mundo girar, y a reírse de mi caza furtiva infructuosa, como suele pasar. Pero oye, de ilusión también se vive (comer se come poco, pero cunden las semillas en la digestión, con un regustillo a café recién molido).

Un día de estos, ya verás, le pego una patada a la indecisión del reloj, y lo mismo cambio de minuto, pero me da rabia ver como se agarra el minutero, da vueltas sobre si mismo, se cree espiga o serpiente cascabel o algo parecido, y se atornilla en su metal para no ver el futuro ni en pintura, ni en blanco ni en negro. Otro  más que se queda a ver el mundo girar. Digamos que vivo en el mundo del inmovilismo indeciso mientras hago cosas hasta que me decido. Y en el de la respiración entrecortada, en ese también. Aunque no se si soy yo que entrecorto las respiraciones o es el aire caprichoso que se acerca cuando le place, para ver si se me ha movido algo por dentro, y sino se mete a revolver un poco todo el tinglado.

Que no hay derecho, que tendré que ponerle una denuncia o algo par allanamiento demorada, la cosa es saber quién me puede llevar estas cosas. A ver, puedo intentar navegar a la isla más cercana a buscar un juzgado de guardia al que intentar hacerle creer que este tipo de delitos son de su jurisdicción, pero no se, está complicado. Quizás por esta noche me prepare un sandwich de almohada, empane mi enjuto cuerpo con las sábanas a cuadros recortadas, y quizás mañana, mande una botella al mar, o un correo en paloma, una medida de estas que sea efectiva, que con estas cosas mejor no jugar.

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